Ji Huan no esconde su pasión por América Latina y su cultura, especialmente por Perú. “Desde peque?o me gustaba la cultura de esa zona del mundo, especialmente de los indígenas andinos así que escogí a Perú para estudiar espa?ol. Cuando llegué mi espa?ol era poco pero podía comunicarme y comprar cosas”. Su nombre en espa?ol es Antonio pero combina perfectamente con Huan en mandarín, que se pronuncia en espa?ol Juan. Nació en la provincia china de Henan, en Luoyang, una de las cuatro ciudades antiguas del dragón asiático. “Estudié espa?ol en la Universidad de Agricultura de Beijing. Terminados los estudios trabajé medio a?o y conocí la experiencia de un compa?ero de la ense?anza secundaria que estudió espa?ol y encontró un trabajo muy bueno, así que decidí estudiar espa?ol porque esa cultura me interesa mucho”, confiesa. El idioma espa?ol sonaba bien en sus oídos así en su tiempo libre estudiaba con el libro Espa?ol moderno de Dong Yansheng. “Un mes después matriculé en el Instituto Cervantes de Beijing e inicié los trámites para ir a estudiar a Perú en el a?o 2009”.
Estudió en la Universidad Inca Garcilaso de la Vega. “En mi aula en Perú era el estudiante que mejor dominaba el espa?ol. Me habían dicho que uno debe de comunicarse con los nativos, no solamente quedarse en el círculo de los chinos así que eso hice. Mi primer viaje fue desde Lima hasta Huancayo, una ciudad con nativos indígenas con su cultura tradicional. La ciudad está a 3500 metros sobre el nivel del mar. Fui solo, no tenía con quién hablar chino”. El nombre de Huancayo proviene de dos vocablos quechuas, “Huanca” que es piedra y “Yok” que significa el que posee o tiene, “Huancayok” significa el que tiene piedra. Se encuentra dentro del valle del Mantaro, en la sierra central del Perú. Allí Antonio descubrió una cultura originaria: “La comida era impresionante porque la gente se parece a la del Tíbet en China, incluyendo su cultura y gastronomía. Visité las iglesias antiguas y los museos que muestran accesorios ceremoniales de la religión y algunas momias. Encontré a muchas personas que hablan quechua, la lengua de los Incas”.
Uno de los animales que más le llamó la atención fue la llama. “Fui a visitar las llamas, tienen cabeza de cordero pero cuerpo de un caballo peque?o”. Después de regresar a Lima le contó a sus compa?eros “pero no estaban tan impresionados como yo. Descubrí que podría viajar solo en tren o en autobús por Perú”.
El norte del Perú
Restos arqueológicos, museos, reliquias y otros sitios impresionaron a Antonio durante su paso por la ciudad de Chiclayo, ubicada en el departamento de Lambayeque, en la parte norte del Perú. “Le dicen la ciudad de la amistad porque la gente de allí es muy amable. Visitamos el museo de Sipán. Fui con tres compa?eros míos. Antes de los Incas existieron otras culturas en Perú”, explica. Dicen que Chiclayo viene de Chidayep o Chiclayoc, que esencialmente son vocablos mochicas, cuyo significado es “verde que cuelga” (probablemente el chinche o cipche), otra versión desde el punto de vista etimológico, en lengua mochica, son las palabras semejantes a Chiclayo, por ejemplo: Chiclayap o Chekliayk, que quiere decir “lugar donde hay ramas verdes”.
A orillas de un brazo secundario del río Amazonas, se encuentra Iquitos, capital de la Región Loreto, que con casi el 30 % del territorio nacional es la mayor y más septentrional del Perú. “Me pareció impresionante porque está en el centro de la selva de Perú, es una de los tres o cuatro ciudades a las que no se puede llegar en coche, solo por avión. Los indígenas de allí no aparecen mucho pero es una zona turística muy atractiva. Busqué un guía que me llevara al centro de la selva donde conocí a algunos indígenas en las zonas donde ellos venden sus artesanías y presentan sus danzas tradicionales. Allí me pintaron mi cara, me ense?aron como cazan y luego me invitaron a participar en su danza. En las zonas más profundas, donde ellos viven no se debe entrar. Su artesanía está toda hecha a base de madera”, rememora.
Antonio Juan estuvo en Perú desde 2010 hasta 2013. Otro de los sitios inigualables de ese país es Machu Picchu, Patrimonio de la Humanidad?de la?Unesco?desde 1983, como parte de todo un conjunto cultural y ecológico conocido bajo la denominación?Santuario histórico de Machu Picchu. “Es impresionante es un poco difícil llegar hasta allí porque hasta en una zona muy alta dentro de la selva”, confiesa con una sonrisa de satisfacción.
Después de terminar los estudios
Después de intensas jornadas de estudio y de ampliar sus conocimientos sobre la cultura peruano comenzó a trabajar. “Fue en una empresa minera china en Perú en una peque?a ciudad peruana que se llama Ilo cerca de la frontera con Chile”. Pero su curiosidad lo llevó a visitar México durante sus vacaciones: “Los tacos son muy ricos, especialmente los de carne de cerdo, los de lengua, de cordero y muchos otros. En la costa tienen tacos con marisco. Son baratos como dos o tres yuanes así que comí mucho en la calle. Las frutas son ricas y frescas allí. La gente de México se parece más a la gente de Filipinas y de Indonesia lo que con más desarrollo. También he visitados esos países de Asia”.
A finales de 2013 regresó a China y al a?o siguiente fue a trabajar a Guinea Ecuatorial en una empresa china de construcción de infraestructura. “Allí tenía mucho trabajo y en mi tiempo libre conocí algo de la cultura africana. Probé la carne de cocodrilo y de serpiente. A finales de 2016 volví a China”.
Después de intensas jornadas de estudio, descubrimiento y aprendizaje Antonio Juan se siente profundamente atraído por el sector turístico. “Ahora quiero encontrar un trabajo que puede ser en el sector turístico. Este a?o fui a Perú y Argentina con mi mamá y mi tía porque ellas querían conocer esa región del mundo, les encanta viajar”.
América Latina y China están cada vez más cerca gracias a jóvenes como Antonio Juan, que además de trabajar para su país ha sabido captar los principales elementos de la cultura y las tradiciones de América del Sur.
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